«DONAR LOS ORGANOS ES UN GESTO DE AMOR»
Decreto 1079/97 del del Poder Ejecutivo Nacional
Desde 1998, el 30 de Mayo celebramos el Día Nacional de la Donación de Órganos. La fecha ha sido instituida en conmemoración al nacimiento del hijo de la primera mujer trasplantada hepática en un hospital público de Argentina. Este hecho es tomado para simbolizar la posibilidad de dar vida tras haber recibido un trasplante. La donación de órganos permite no sólo salvar seres humanos o mejorar su calidad de vida, sino también dar continuidad al ciclo vital. Con este fin, los pacientes trasplantados y en lista de espera organizan actividades para trasmitir el mensaje solidario, en pos de una comunidad donante.
Desde 1998, el 30 de Mayo celebramos el Día Nacional de la Donación de Órganos. La fecha ha sido instituida en conmemoración al nacimiento del hijo de la primera mujer trasplantada hepática en un hospital público de Argentina. Este hecho es tomado para simbolizar la posibilidad de dar vida tras haber recibido un trasplante. La donación de órganos permite no sólo salvar seres humanos o mejorar su calidad de vida, sino también dar continuidad al ciclo vital. Con este fin, los pacientes trasplantados y en lista de espera organizan actividades para trasmitir el mensaje solidario, en pos de una comunidad donante.
Compartimos ahora la nota extraída de la Fuente Zenit donde en su anterior cargo de Cardenal, nuestro querido Papa Benedicto XVI se refería al tema
ROMA, 4 feb. (Zenit).- «Donar los propios órganos es un gesto de amor moralmente lícito siempre que sea un acto libre y espontáneo». Con estas palabras, el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, recuerda la línea mantenida por la Iglesia en este tema, cuando se acaba de aprobar ayer una ley en Italia para agilizar la donación de órganos y, por tanto, la realización de transplantes. La ley, como otras del entorno europeo, presupone que una persona es potencial donante si no se opone expresamente. Es decir, quien calla otorga.
Por primera vez, el cardenal confiesa que forma parte de una asociación de donantes de órganos, mientras subraya la contrariedad de la Iglesia ante cualquier forma de procreación artificial --el Parlamento italiano debate un polémico proyecto de ley sobre fecundación «in vitro»--: «Poner a disposición, espontáneamente, partes del propio cuerpo para ayudar a quien tiene necesidad es un gesto de gran amor. No es así, en cambio, el caso de la fecundación artificial de los embriones, que no prevé el acto de amor entre cónyuges. Sobre estos aspectos, es siempre válido lo que está escrito en la «Instrucción sobre el respeto de la vida humana por nacer y la dignidad de procreación», la «Donum vitae», publicada en 1987. Aquel documento, después de doce años, sigue siendo actualísimo», recuerda el cardenal.
P.- Cardenal Ratzinger, ¿es siempre moralmente lícito donar los propios órganos?
R.- Cierto que es lícito incorporarse, espontáneamente y con plena consciencia, a la cultura de los transplantes y de la donación de órganos. Por mi parte, sólo puedo decir que he ofrecido toda mi disponibilidad a dar, eventualmente, mis órganos a quien tiene necesidad.
P.- ¿Esto quiere decir que está incluso inscrito en una asociación de donantes?
R.- Sí, hace años que me inscribí en la asociación y llevo siempre conmigo este documento en el que, además de mis datos personales, está escrito que estoy dispuesto, si se da el caso, a ofrecer mis órganos para ayudar a cualquiera que tenga necesidad: es simplemente un acto de amor.
P.- ¿Qué significa para un cristiano ofrecer el propio cuerpo para transplantes?
R.- Significa tantas cosas juntas. Pero, sobre todo, significa cumplir, repito, un gesto de altísimo amor hacia quien tiene necesidad, hacia un hermano en dificultad. Es un acto gratuito de afecto, de disponibilidad, que cada persona de buena voluntad puede realizar en cualquier momento y por cualquier hermano. Esto es todo.
P.- Un acto que, ahora en Italia, se codifica con una ley. ¿Qué piensa de esta ley?
R.- En mi situación, no me permito juzgar ninguna ley de ningún Estado. No juzgo las leyes. Digo sólo que donar los órganos para transplantes, espontáneamente, en plena consciencia y en pleno conocimiento, significa dar vida a un verdadero, profundo, acto de amor hacia el prójimo.
P.- Y, sin embargo, en torno a este «acto de amor» se polemiza: en especial sobre el silencio-asentimiento informado. ¿Qué opinión se ha hecho sobre esto?
R.- No, no respondo. Son aspectos legislativos sobre los que no puedo absolutamente pronunciarme. Incluso porque aún no conozco suficientemente todos los términos de las normas en cuestión. Pero sobre las leyes no expreso juicios, más allá del hecho de que la donación es un gesto de gratuidad fraterna y afectiva.
P.- ¿Nada que decir sobre la fecundación asistida?
R.- Sobre la fecundación es siempre válida la Instrucción «Donum vitae», contraria a toda forma de manipulación y a cualquier acto procreativo fuera del amor conyugal.
ZS99020403 Zenit
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